El tema, como indica su título,
es gente corriente asomando a ventanas y balcones y recibiendo al visitante
desde el portal.
Balcón de Juan |
Una composición supeditada al hecho de simular que la pintura
es edificio. El sentido último que subyace en esta obra
es la alegría de vivir pese a las circunstancias, la certeza de que todos
tenemos un lado mejor y más bueno que puede prevalecer. El convencimiento de
que cada día podemos escribir nuestra historia, de que siempre podemos empezar
de nuevo, aprendiendo a ver la vida de colores, con luz, con “buen rollo”. Un
espíritu, el de esta Casa de la Buena Gente,
que se expresa con un lenguaje universal de hospitalidad, de acogida, de buena
vecindad. Porque sus personajes, como nuevos “vecinos” de la barriada, ya forman
parte de ésta, aportando su alegría y mucho color.
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